Procrastinación Responsable

Alba Jeanneeth Chinchilla Morales

Estudiante de Ingeniería en Ciencias y Sistemas - USAC

Palabras Clave:
Procrastinar, aplazar, posponer, holgazanería.

“Voy a comenzar mi proyecto al terminar de ver esta película”, “debería estudiar para el examen de mañana, pero antes voy a terminar la investigación que se entrega la próxima semana”, ambas frases son claros ejemplos de lo que es la procrastinación, algunas palabras que se pueden asociar con este término son aplazar, postergar o posponer, se puede interpretar como el acto de hacer actividades poco productivas retrasando tareas que deberían tener prioridad.

Este acto puede tener resultados distintos a los que se esperan, traer efectos secundarios provechosos o no deseados, es decir que la procrastinación tiene efectos positivos y negativos.

Imagen 1: Cosas que necesitas hacer versus Cosas que realmente haces. Esa cosa que no es súper urgente, pero que haces para crear la ilusión de productividad al posponer esa única cosa que realmente hay que hacer ahora. (Traducción). Autor: Ben Mulholland Fuente: Process Street

La gran mayoría de estudiantes postergamos nuestras responsabilidades de forma inconsciente, esto puede ocurrir tras fracasar una o más veces en algún curso, comenzamos a considerar nuestras responsabilidades como actos que no nos traen felicidad o ninguna recompensa, sino como esfuerzos en vano que solo nos hace frustrarnos en la carrera.

Nos comparamos con otros compañeros y nos estancamos pensando ¿por qué yo no logro avanzar?, ¿me confundí de carrera?, ¿realmente vale la pena seguir intentándolo?, olvidamos los motivos iniciales que nos llevaron a estar en esta carrera, olvidamos lo bien que se siente terminar un proyecto, dudamos tanto de nosotros mismos que olvidamos que somos capaces de ejecutar proyectos basados en la lógica de nuestra propia creatividad.

Sin embargo, este no es el único motivo que nos hace no desarrollar nuestras responsabilidades con tiempo, también podría ser la falta de entendimiento o todo lo contrario, exceso de confianza para realizar nuestros deberes universitarios. Si no entendemos lo que tenemos que hacer, nos anticipamos a cometer un fracaso, preferimos ignorar nuestras responsabilidades manteniéndonos en nuestra zona de confort donde no dudamos de nuestras capacidades, no tenemos miedo de fracasar y todo está (aparentemente) bien.

Por el otro lado, si sabemos con exactitud lo que tenemos que hacer, “calculamos” de manera equivocada el tiempo en el que las realizaremos, si consideramos hacerlas tan rápido, ¿por qué hacerlas hasta el último momento y no desde el inicio?.

El cansancio, hacemos tantas tareas secundarias que estamos agotados mental o físicamente para hacer las tareas imprescindibles o de carácter urgente, nos convencemos que nos merecemos un descanso por todo “el trabajo que hemos realizado” aplazando aún más nuestras responsabilidades; O simplemente decidimos no hacerlo por holgazanería e inventamos cualquier excusa que consideremos válida para justificarlo.

Ahora que identificamos algunos motivos generales de por qué procrastinamos, debemos identificar los efectos que estos tienen en nuestra carrera. El más obvio y el que más ocurre es perder un curso, no consideramos los efectos negativos que esto puede traernos a largo plazo, como perder oportunidades para comenzar a desarrollarnos como profesionales, además que nos acostumbramos a perder, que vemos ese curso “difícil” como nuestra zona de confort que, como mencioné anteriormente, este se vuelve uno de los motivos por los que seguimos procrastinando.

Sin mencionar después los problemas de salud que afrontamos por hacer todo a última hora, al sentir dicha presión comenzamos a sufrir de ansiedad, estrés, dolores de cabeza, espalda, mareos, entre otros. Conociendo los efectos negativos, ¿deberíamos buscar una forma para dejar de postergar nuestras responsabilidades en la universidad? No necesariamente.

Si al procrastinar estamos realizando trabajos que no son prioridad, al menos cuando estos se vuelvan urgentes los tendremos hechos, prácticamente estamos “despejando” nuestras responsabilidades, así no tendremos otra opción que comenzar con la responsabilidad inicial que hemos intentado postergar. Si al menos tenemos la noción de qué es lo que debemos hacer, aunque no estemos trabajando activamente en ello, nuestro subconsciente lo hace, está recolectando y procesando ideas, preparándonos para cuando trabajemos en ellas de forma activa.

Citando una polémica frase de Bill Gates: “Siempre elegiré una persona perezosa para hacer un trabajo difícil, pues encontrará una forma sencilla de hacerlo”.

Podríamos mencionar, que hay personas muy dedicadas que buscan hacer sistemas sofisticados con planes muy elaborados que posiblemente un equipo de trabajo no logre entender fácilmente, pero una persona que ha procrastinado teniendo la idea de qué es lo que tiene que hacer, su mente ha iniciado varios planes con ideas vagas para que estas logren resolver el problema planteado, logrando estructurar el proyecto correctamente al estar trabajando activamente bajo presión.

Realizar un plan que consideremos fácil o sencillo es muy importante, sobre todo en nuestra carrera, donde siempre se están buscando soluciones eficientes, que utilicen la menor cantidad de recursos y ofrezca los mejores resultados, por lo que contar con un lado creativo es muy importante. Además, si procrastinamos durante la ejecución de un proyecto porque estamos indecisos respecto a nuestro trabajo, si este resolverá nuestro problema o no, lo mejor es tomarse un tiempo y tratar de ver el problema desde una perspectiva distinta, si después de un tiempo prudente seguimos considerando que es la única solución, debemos dejar de perder el tiempo y seguir trabajando.

Imagen 2: Frase de Bill Gates, Autor: Eugenia Skaf Fuente: Postcron

Si no somos capaces de comenzar de forma responsable, estamos aplazando nuestros compromisos sin hacer ninguna otra que sea de provecho, no sabemos que es lo que tenemos que hacer, y seguimos aplazando averiguar qué hacer, entonces, sí tenemos que buscar maneras para dejar de procrastinar. Como podemos observar en la imagen 1, existe una intersección entre nuestras responsabilidades y lo que hacemos que no es del todo provechoso, en esa intersección debemos comenzar a realizar pequeñas actividades que a largo plazo sí sean útiles.

Lo importante es identificar los momentos en los que iniciamos a procrastinar, por ejemplo, decir que iniciaremos a trabajar en 10 minutos y cuando nos damos cuenta pasaron 2 horas, el momento en el que decimos: “solo veré un capítulo más” porque este es más importante que iniciar nuestro proyecto o preferimos contar a todos nuestros contactos que tenemos que estudiar en vez de comenzar a estudiar.

Si reconocemos el momento preciso donde estamos postergando nuestros trabajos, podemos identificar porqué lo estamos haciendo, ya sea uno de los motivos mencionados en este artículo o cualquier otro, debemos pensar en las consecuencias negativas si seguimos haciéndolo.

Podemos plantearnos recompensas, estas con el fin de obligarnos a trabajar para tener tiempo libre después, como organizar una salida con nuestros amigos, o hacer un viaje anhelado después de aprobar un curso que tanto hemos aplazado durante nuestra carrera universitaria.

Tenemos que dejar de excusarnos, aunque sea verdad que tener problemas de cualquier tipo afectan a nuestro desempeño académico, no debemos tomarlos como nuestra excusa, debemos lograr afrontar nuestros problemas, separarlos de nuestras obligaciones, y concentrarnos en lo que es importante. Por último, buscar apoyo, si alguien está pendiente de lo que tenemos que hacer puede darnos ánimos, meternos presión e incluso ayudarnos cuando no sepamos qué hacer.

Procrastinar demasiado es uno de los motivos por los que la mayoría de los estudiantes fracasan en algún momento de su carrera, por lo que la próxima vez que nos demos cuenta de que lo estamos haciendo pensemos en todo el esfuerzo que también están haciendo nuestras familias, el apoyo de nuestros amigos, además del tiempo que invierten catedráticos y auxiliares al transmitir su conocimiento.

Esto no quiere decir que vamos a trabajar de manera mecánica o de forma apresurada sin entender lo que hacemos, sino que nos demos un pequeño respiro, cuando lo consideremos necesario, y no permitamos que la meta que nos propusimos al inicio de la carrera se aleje de nosotros, y procrastinemos de una manera provechosa.

Conclusiones

  • La procrastinación es el acto de postergar una tarea principal, haciendo otras que no son tan importantes.

  • Algunas veces es bueno procrastinar, pero hay que saber hacerlo para sacar provecho de ello.

  • Cuando procrastinar no sea beneficioso, se tiene que identificar por qué lo hacemos y buscar maneras para dejar de hacerlo.

Referencias